Me duele el corazón cuando veo tu alma atormentada.
Me duelen los sentidos cuando veo tu corazón naufragar en un mar de dudas.
Me duele el alma cuando veo que tu voz se rompe entre lágrimas.
¡Y yo que creía que no había nada que pudiera romperte!
Todo mi yo actúa con torpeza y, a veces, no encuentra las palabras adecuadas…
… quizás porque no exista medicina que cure un corazón maltrecho sino es el tiempo.
Me ofrezco para recoger los pedazos rotos en los que el amor ha querido partir tu corazón, no sea que a alguien se le ocurra pisar los trocitos.
Y con hilo de cariño me comprometo a remendar cada una de tus cicatrices, dejando tu corazón listo para latir más fuerte y más sereno que nunca.
A sabiendas de que no puedo borrar el dolor ni cambiar el destino que se cierne sobre ti.
Quisiera hacerte sentir, con solo cerrar los ojos, la vida que aun te queda por vivir, las emociones que aun te quedan por descubrir, los nuevos sentimientos que vendrán.
Hacerte creer que algunas derrotas desencadenan victorias insospechadas.
Y regalarte el mejor sueño que te mereces.
Poco a poco, pasito a pasito lo conseguiremos.
Y volverás a ser el reflejo de la alegría.
Volverán a tener sentido las risas, los motivos, las ilusiones, las esperanzas y los latidos.
Sobre todo… los latidos.
Y tu angustia quedará ahogada entre tanta risa,…
… ¡seguro!
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