En ocasiones tengo que vagar entre sombras y, otras, a orillas del desencanto, pero nunca me rindo ante los pensamientos que quieren ver mi alma, mi corazón y mis sentidos consumidos por el desanimo y la desesperanza, porque siempre lucho para cumplir mis sueños y mis anhelos, y hoy no tengo planeado visitar el universo sin intentar hacerlos realidad.
Demasiado a menudo tengo que volar entre tormentas, pero mis alas se despliegan en toda su extensión para llevarme donde habitan las heridas que tengo en mi alma y mi corazón por el simple hecho de haber amado, soñado y vivido, porque estas heridas han acabado convirtiéndose en palabras que hablan de todo lo que he sido, soy y seré.
Aún acuciado y desesperado por las dudas y los problemas, siempre escucho esa voz interior que me dice que yo puedo llegar más allá y que soy más capaz de lo que otros opinan de mí, porque nunca he tenido en cuenta a nadie que pueda decirme cuanto puedo y como soy. Siempre he confiado, he creído y he tenido fe en mí.
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