Ayer me desperté y no pude volver a dormir.
Me he pasado la noche preguntándome porqué desde hace algún tiempo mi vida deambula por senderos sumidos en la oscuridad.
Me he pasado la noche sintiéndome mal por instantes.
Me he pasado la noche dándome cuenta de que estoy más solo que nunca porque las sombras de la duda y la incertidumbre se han instalado en mi cabeza.
Y odié seguir despierto… seguir cayendo… seguir atado a estos pensamientos.
Y ya no creerme nada.
Y ya no creerme nadie.
Esta mañana he tenido que mirarme al espejo para saber si yo era real o sólo era el fantasma de la mala suerte.
A pesar de haber amanecido, sigo...
… sin querer pensar,…
… sin querer sentir.
Quiero mandarlo todo al cubo de la basura y no puedo.
Por lo visto, solo soy capaz de mandar al pozo oscuro de la sinrazón a mi propia vida.
Me siento vacío,… mal.
¡Quiero cavar un agujero para esconderme del mundo y salir cuando pare de llover y salga el sol!
Ahora tengo sueño.
Me duelen los sentidos de estar en soledad.
¡Necesito un abrazo!
Pero nadie me lo puede dar porque soy incapaz de creerme alguien.
Me siento solo y estúpido, abrazado a la caja abierta de las dudas, sin poder dejar de pensar, sin hallar el secreto para cerrarla y olvidar.
Me duelen el ama y el corazón y es que mis dudas se clavan en ellos como puñales.
¡Necesito que unos brazos me cobijen!
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