jueves, 10 de diciembre de 2009

Mar de la soledad...

Continúan navegando por el inmenso y proceloso “mar de la soledad” mi alma, mi corazón, mi razón y mis sentidos.
Estos cuatro “marineros” discuten a menudo sobre cuál es el mejor rumbo que tienen que tomar para poder llegar a puerto.

Mi alma,…
… apenas vestida con unos andrajos, argumenta que el mejor rumbo que tienen que tomar es el que les llevará al puerto donde en su día le dijeron podría encontrar otras almas, quizás tan desaliñadas como ella.
Tiene el pálpito que en ese puerto logrará coincidir con otra alma que, con toda seguridad, ha vivido todas las vidas que ella lleva vividas.
Podrán compartir experiencias, vivencias,…

Mi corazón,…
… plagado de cicatrices ocasionadas en todas y cada una de las batallas en las que ha tenido la necesidad de combatir, expone que, acaso, la mejor dirección que tienen que afrontar sea aquella que les llevará al fondeadero donde, según los rumores, podrá encontrar corazones con tantos arañazos como los que él tiene.
Intuye que allí encontrará un corazón que podrá, querrá y sabrá remendar con hilo de cariño cada una de sus cicatrices, restañándolas, dejándolo listo para latir más fuerte y más sereno que nunca.

Mi razón,…
… escarmentada por todas las vicisitudes en los que se había visto inmersa cada vez que dejó pilotar el barco al corazón, quiere, a toda costa, enfilar la embarcación hacia el muelle más seguro y más cercano posible.
Sabe que no existe medicina capaz de curar a un alma y a un corazón maltrechos si no es el tiempo.

Mis sentidos,…
… adormilados por tantos y tamaños días de travesía, sugieren que quieren llegar a cualquier puerto, sin importar como sea éste y donde se encuentre, pues lo que quiere cada uno de ellos es…

… mi sentido del tacto…
… acariciar sin descanso una piel, hasta romper los límites de la pasión,…

… mi sentido del oído…
… volver a escuchar todas aquellas palabras que le quieran dedicar,…

… mi sentido del olfato…
… volver a oler los aromas ocultos en el valle de los deseos,…

… mi sentido de la vista…
… ver a alguien vestido sólo con el color de una mirada,…

… mi sentido del gusto…
… deleitarse con el sabor de nuevos besos.


sábado, 5 de diciembre de 2009

Cansado...

Estoy cansado de fingir que no pasa nada,…
… de callarme lo que siento,…
… de atragantarme con el dolor y no gritar,…
… de inventarme las ganas de todo,…
… de guardarme las lágrimas,…
… de derrumbarme cuando nadie me ve.
Cansado de que todo me pese y me pese y no poder con ello,…
… ¡no puedo más!
Decidido, pero no fuerte.
Guerrero, pero no invencible.
Y me siento fatal por tener el privilegio de derrumbarme porque me falta un abrazo,…
… porque me falta alguien que me dibuje la entrada de mis sueños cada noche.
¡Estoy harto de callármelo!
Sé que no estoy sólo, pero a veces saberlo no basta para impedir sentirme así.
No sé ni lo qué…
… ni a quién echo de menos.
Siento un vacío enorme que me recome, que me duele, que me mata.
¡¡¡Estoy cansado!!!
¡Necesito quitarme la armadura y respirar!